viernes, 4 de julio de 2014

Humanismo solidario

Remedios Sánchez, profesora de la Universidad de Granada, me ha invitado a sumarme al manifiesto del Humanismo Solidario, cuya causa promueven ella y mi viejo amigo Paco Morales Lomas, y a la que se han adherido ya una larga lista de escritores e intelectuales. Yo soy poco de manifiestos y causas colectivas, aunque suscriba sus razones. De hecho, el último pronunciamiento multitudinario que firmé fue la "Carta abierta en defensa de la pluralidad y convivencia poéticas", de 2011, una respuesta al deleznable prólogo ("En defensa de la poesía") de una antología no menos deleznable, Poesía ante la incertidumbre. Pero el manifiesto del Humanismo Solidario, además de la simpatía que me inspiran sus promotores, defiende algunas de las ideas en las que he creído siempre, y lo hace con laconismo y entereza, dos virtudes de mucha ayuda en estas lides dialécticas. Si nuestro mundo necesita un rearme moral -pero muy distinto del que preconizan las religiones y otros agentes de la reacción: uno que promueva la causa de un ser humano disconforme, que acepte la incertidumbre, que entienda que lo mudable es su esencia-, propuestas como las de este Humanismo Solidario contribuyen a articularlo. Lo transcribo aquí, para general conocimiento, y por si alguien más se anima a apoyarlo. Se encuentra, junto con todos los datos de la iniciativa, en este enlace: www.humanismosolidario.com.

La literatura y el arte son las formas que, con mayor lucidez, recogen el intento de explicación de lo que es el misterio de la existencia y en qué consiste el azar de ser hombres. Y porque creemos en este principio, sabemos que la creatividad ha de dar respuestas que supongan el reavivamiento de la ética y los valores sociales conculcados. No pretendemos erigirnos en defensores de ninguna causa que no sea la del hombre y sus derechos, desde la reflexión, la creación, el eclecticismo y la libertad.

La vocación del Humanismo Solidario es integradora. Nos interesa solo el escritor que erige una mirada universalista, porque este espíritu conciliador y armónico es el eje medular que impulsa nuestra acción transformadora. No podemos engolfarnos solitarios, sin rumbo, como buques perdidos, esperando que las necias olas nos desguacen. Estas son aguas que a todos nos dan vida; por ello reclamamos la universalidad del compromiso; el sentimiento unánime de que ningún hombre es mejor que otro hombre por pensar de manera distinta, o ser distinto en género, raza, condición, convicción o creencia.

Humanismo solidario hunde sus raíces en la igualdad, la solidaridad y la fraternidad entre los pueblos; en el contexto de un marco social y democrático que garantice los derechos y obligaciones del individuo con la sociedad, y de la sociedad con los individuos, recabando un horizonte en que la nacionalidad o cualquier identidad ingénita no aporta ni merma atributos, sino que es un mero accidente del ser. El concepto de la vida como bien supremo no es discutible; y nadie, por mucho poder que atesore temporalmente, puede arrogarse prerrogativa alguna que induzca a la humillación del individuo ni a la exclusión social de las colectividades. Y tampoco es discutible, o no debiera serlo, la exigencia de responder con la efectividad de la verdad a toda oferta teórica. La farragosa divergencia entre lo prometido y lo cumplido desvirtúa la eficacia de la palabra y vuelve inane su autoridad para debatir los grandes temas económicos, sociales y políticos. ¡Y qué ligeramente hablamos de la ficción de la literatura!

Desde el corazón de la Poética, entendida en su acepción helénica como relación inequívoca entre lenguaje y pensamiento, los componentes de Humanismo solidario propugnamos el siguiente

MANIFIESTO

1.- Reconocemos al ser humano como sujeto válido de aprendizaje en sociedad, y la utopía como espacio y alternativa del conocimiento. Aspiramos a la construcción de una subjetividad encaminada a la reconquista del ser, en donde sea universal el verbo que conjugue el “yo” por el “nosotros”. Nada es el ser sin el aliento del resto de los seres. Humanismo solidario reivindica, frente a todo dogmatismo, segmentación, xenofobia o manifestación excluyente, el compromiso de la unidad sin exenciones, porque sin el respeto a la otredad la personalidad queda inconclusa. La diversidad del ser desautoriza la creencia en valores absolutos que, por arbitrarios o imperiosos, derivan en excluyentes.

2.- El ser es realmente acreedor de derechos si vive integrado en una sociedad que los legitime. La solidaridad implica el reconocimiento de que el ser humano no vive aislado, sino que forma parte de una comunidad activa que piensa y actúa, donde la libertad solo puede ejercerse en un contexto social y democrático de derechos. Se es libre cuando lo son los demás, por lo que reclamamos, con la razón de la palabra, el legítimo bien de los derechos inalienables, sea cual fuere la condición, procedencia, género, sentir o religión de la persona, desde una concepción estética que asume la recuperación del significado más profundo del vocablo fraternidad, con la poderosa convicción de que la nacionalidad o la “dependencia” a un territorio ni suma ni merma derechos al ser.

3.- Abogamos por el comportamiento ético como sustrato esencial de toda comunicación. Solo desde este postulado será posible el avance de una nueva educación de la subjetividad; de una nueva educación sentimental que adquiera las condiciones para encontrar una voz firme entre los signos vacuos de la modernidad, y redescubra las señales vulneradas de nuestra tradición posromántica que es necesario reescribir. Hablar de neorromanticismo cívico significa dar una respuesta ética y estética a la equívoca situación de las sociedades contemporáneas y sus contradicciones. Recuperar de la historia las corrientes de pensamiento que aúnan lo individual y lo colectivo en un mismo sentimiento puede llegar a ser una de las grandes conquistas del ser humano de nuestro tiempo.

4.- Los integrantes de esta corriente que proclamamos como Humanismo Solidario necesitamos conocer la realidad para poder transformarla. El “hombre” no puede progresar sin el acceso gratuito a la formación y la cultura. La educación y el conocimiento son elementos básicos y universales que coadyuvan a la obtención de la independencia individual y colectiva y al progreso de la humanidad, por lo que reclamamos a nuestros representantes cuantas actuaciones sean necesarias para convertir la cultura en testigo de la historia y no tratarla como mero valor residual. En tal sentido reivindicamos que la cultura y la educación formen parte de las prioridades del Estado para que, desde lo público, se garantice el derecho a la formación y la información.

5.- El creador ha sido históricamente un referente social. Eclipsarlo supone fracturar el tejido vertebrador de las sociedades e interceptar el progreso. No olvidemos que todo creador, utilizando la forma de expresión que le ha sido conferida (científica, plástica o literaria), se compromete a valerse de la “palabra” para explicar el mundo. DesdeHumanismo Solidario reivindicamos el compromiso del creador con la sociedad y con la historia, que viene a sercompromiso con la palabra y con la vida, desde la resistencia y la vinculación, como actos de responsabilidad por el “otro”, aceptando que ética y estética conforman la cara y la cruz de una misma moneda. El arte exige una irrecusable toma de conciencia que propone como afán de su creación y pensamiento al ser humano.

6.- En esta coyuntura de crisis de valores, de expansión del individualismo más atroz y la cultura anclada sin salida, la literatura y el arte, con sensibilidad y perspectiva, han de ser los resortes propicios para atajar los graves problemas. Humanismo Solidario se enfrenta a este compromiso, no desde postulados ideológicos ni mecanismos de discernimiento, sino con actitudes muy concretas que inciden directamente en la realidad social e inmediata, con interpretaciones éticas y universales; validadas únicamente por la verdad, la bondad y la belleza de un discurso renovador y esperanzado, veraz y no discriminatorio. Buscamos la literatura más humana, la que hunde sus raíces en la verdad del hombre, la que apuesta por un lenguaje performativo que exige conocimiento, pasión, libertad y sentido. Literatura de creación tallada sobre razones estéticas nunca enfrentadas a la sensibilidad.

7.- Humanismo Solidario es una corriente crítica e intelectual de personas libres que, desde la heterodoxia estética, asumen el uso de la palabra como obligación social bajo los irrenunciables principios del compromiso y el comportamiento ético, sin estar sometidos a sectarismo, partido o creencia alguna. Ajenos a toda ideología dominante, propugnamos el destierro del pensamiento único en cualquiera de sus manifestaciones, fundamentando los principios rectores de sus obras –individuales y colectivas– sobre los términos morales que emanan de la idea irrenunciable de lafraternidad universal.

2 comentarios:

  1. Querido Eduardo:
    Muchísimas gracias por tus comentarios y tu participación en un proyecto que busca a ese ser humano hundido en las catacumbas de las sociedades posmodernas.

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  2. De nada, Paco, un placer. Y mi enhorabuena y todo mi ánimo para la iniciativa.

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